Martes 8 de marzo de 2005, por LA REVISTA DEL GUION... cada martes en la red

En la década de los ochenta fue uno de los más explotados.


Por Leslie Ruiz Baldelomar.

La ficción, uno de los géneros cinematográficos más divertidos e imaginativos por cuanto refleja una “realidad” inventada, prácticamente está olvidado en nuestro país. Mientras un territorio tan cercano al nuestro como Costa Rica ha producido cinco largometrajes de ficción en los últimos cuatro años, Nicaragua no registra en ese mismo período una sola producción.

¿Qué hace que la realidad sea más fuerte y preocupante que cualquier historia producida de la imaginación? Para la cineasta nicaragüense María José Álvarez hay muchas razones de por medio que impiden el desarrollo de la ficción, siendo una de ellas la falta de fomento a la cinematografía. “No existe una ley de fomento. Interesa más la burocracia que promover la producción. Tampoco hay equipos, financiamiento, ni guionistas profesionales. Ni el Gobierno ni la empresa privada dan a los cineastas nicaragüenses un voto de confianza. Si hasta prefieren que los spot publicitarios sean dirigidos por los costarricenses o los salvadoreños”, manifestó.

La realizadora Belkis Ramírez coincidió con Álvarez en cuanto a la carencia de apoyo económico para este género cinematográfico.“Es que es muy caro. Implica pago de actores, personal técnico, decorados, alimentación, hospedaje, entre otras cosas. Tampoco hay buenos guionistas en este país”.

Álvarez, quien junto a Martha Clarissa Hernández produjo y dirigió el cortometraje de ficción Blanco Organdí, aseguró que ha tenido conocimiento de buenos guiones, con historias muy interesantes que tienen más de cinco años de buscar financiamiento. “Los cooperantes internacionales son quienes, de alguna manera, han colaborado con lo poco de cine que se ha hecho en los últimos tiempos. Y aun así cuesta mucho vender la idea de una ficción, porque no lo ven como algo que contribuya al desarrollo”. En este sentido Ramírez dijo que “los organismos que podrían financiar se apuntan más a la producción de documentales y eso si tienen que ver con la temática de sus proyectos y pueden sacar algún beneficio de ellos”.

LA EXPERIENCIA DE COSTA RICA

La directora del Fondo de Fomento al Audiovisual de Centroamérica y Cuba, Cinergia, María Lourdes Cortés, señaló que hacer ficción es más complejo de lo que se piensa, porque necesita de actores, un director de arte y una experiencia que los centroamericanos no tienen. “Costa Rica tiene más experiencia en series de televisión y en cortometrajes de ficción, pero en los últimos cuatro años ha hecho cinco largometrajes. No han sido muy exitosos... sentís que las actuaciones son teatrales o que la dirección es muy forzada, pero echando a perder se aprende, aunque resulte caro”, expresó.

En el 2001 Costa Rica estrenó la película Asesinato en El Meneo, del director Óscar Castillo. Éste había dirigido en 1987 el éxito de taquilla, Eulalia, el último largometraje que se había producido en el país vecino.“14 años pasaron entre una película y otra, lo que contribuyó de alguna manera a la maduración de la actuación y la dirección de cámaras. Creo que tanto Costa Rica como Guatemala se han aventado porque tienen más recursos y además porque Costa Rica siente que su realidad es menos interesante de documentar, lo cual es falso y Guatemala debido a la serie de problemas políticos que ha tenido”, analizó Cortés.

Según la directora del proyecto Cinergia, el cine centroamericano debe estar de acuerdo a nuestra realidad, nuestros problemas y angustias.“Siempre me pregunto ¿por qué existimos sólo cuando contamos nuestras guerras y huracanes? ¿por qué no contar nuestras historias de amor?”. Está convencida de que no se necesita hacer uso de efectos especiales en las producciones centroamericanas de ficción, como el cine de Hollywood, pues nuestras historias no lo necesitan. “Es más importante hablar desde el corazón”.

LOS ANTECEDENTES

Según el cineasta Rafael Vargarruiz, director de la Cinemateca Nacional, las dos primeras producciones de ficción hechas en Nicaragua son Rapto al sol y La llamada de la muerte. Ambas fueron realizadas por extranjeros, en la década de los cincuenta. Las primeras ficciones nicaragüenses, de acuerdo con Álvarez, empezaron a hacerse de forma sistemática en la década de los ochenta, cuando existía el Instituto Nicaragüense de Cine (Incine).

Algunas de las producciones que se destacan desde entonces son: Que se rinda tu madre, dirigida por Fernando Somarriba; Señoritas, de Vargarruiz; El esbozo de Daniel, escrita por Ramiro Lacayo y dirigida por Mariano Marín; El espectro de la guerra, dirigida por Lacayo, y El hombre de una sola nota, de Frank Pineda. También figuran en la lista Metal y vidrio, de Piere Pierson; Betún y sangre y Muerto de miedo, estas últimas de Camila Films.

En los años noventa se cerró Incine, baja la producción cinematográfica, pero se sigue con mucha dificultad haciendo algo de cine independiente.

La mayoría de los cineastas y realizadores de este país se dedican a los documentales, porque es el género que más apoyan las fundaciones y organismos no gubernamentales.

FICCIÓN EN EL 2005

La Asociación Nicaragüense de Cinematografía (Anci) impulsa la producción de cuatro cortometrajes de ficción para este año, gracias al financiamiento de la fundación Hivos de Holanda. Los realizadores son Fernando Somarriba, Bolívar González, Rossana Lacayo y Rafael Ruiz Canales; autores de historias que fueron escogidas por medio de un concurso de guiones. A cada uno se le asignó un presupuesto de cinco mil dólares para la producción.

Fuente: http://www.laprensa.com.ni

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